Hace unos meses, en uno de mis arrebatos de radicalismo, trataba de convencer a unos amigos de lo superficial e innecesario que me parece adornar cualquier parte del cuerpo con diamantes, brillantes o algún otro “pedrusco” de esos que suelen volver loca a cierta parte de la población. Hay casos en los que una joya llega a convertir a su portador en una especie de arbolito de Navidad hortera y sin embargo, otros casos (loables) en los que la elegancia del portador es capaz de transformar una sencilla bisutería sin valor (pecuniario) en una verdadera joya. Lo dramático no es la horterada sino los asesinatos, las torturas, las familias destrozadas que hay detrás de cada uno de esos diamantes. Hay quien lleva cientos de muertos colgados de las orejas mientras se bebe un "gin tonic" como si la cosa no fuera con él/ella.
He de señalar que el "campo de batalla" de esta lid fue virtual. Lo anoto aquí para que el lector comprenda que entre los ataques y las replicas era posible planificar concienzudamente la estrategia a seguir. El caso es que, en medio del fragor de la contienda, el típico amigo "chinchante" va y me sale con que "qué opino yo, consumidora entregada de gadchets informáticos, de los conflictos generados por "el coltan". Pues no me quedó más remedio que tocar a retirada. Entre otras cosas porque no tenía ni puñetera idea de que era eso del coltan. Con la excusa de que tenía que seguir con mis tareas "marujiles" corté inmediatamente la comunicación. En realidad puse al Google a echar humo en la búsqueda de información. Y resultó que yo misma tengo cientos de muertos repartidos por toda la casa.
Coltan: abreviatura de columbita-tantalita, un mineral del que se extrae el tantalio. El tantalio es un metal superconductivo, ultrarefractario, capacitor y con una resistencia a la corrosión muy elevada; imprescindible (hasta que se descubra otra cosa, digo yo) para la fabricación de componentes electrónicos utilizados en tecnología punta (teléfonos móviles, ordenadores, naves espaciales tripuladas, armas teledirigidas...).
El 80%, nada más ni nada menos, de los yacimientos conocidos de este mineral se encuentran en la República del Congo. Las multinacionales pujan por hacerse con el monopolio de las explotaciones. ¿Cómo? Fomentando una guerra que ya va por cuatro millones de muertos, el conflicto más mortífero desde la II Guerra Mundial. Los cabrones suministran armas a los señores de la guerra para mantener el régimen de terror a que tienen sometida a la población, pagándoles 20cts. diarios para que pongan en juego la vida de sus hijos que son los que entran en las inmundas ratoneras que constituyen el sistema de túneles que conforman las minas. Las víctimas por desprendimientos se cuentan a decenas cada mes.
Coltan, el Oro Gris del siglo XXI.
Y ¿porqué no oímos hablar de este problema? porque a las multinacionales del sector como Nokia, Ericsonn, Siemens, Sony, Bayer, Intel, Hitachi, IBM y muchas otras, evidentemente no les interesa. Y los medios de comunicación, por su parte, tampoco están interesados en perder los jugosos ingresos publicitarios que se embolsan a costa de esas compañías. La pescadilla que se muerde la cola.
A todo esto, topé con una novela de Vázquez-Figueroa titulada así: “Coltan”. Sencilla, facilona, muy entretenida (como todas las suyas), un medio inmejorable para acercarse a la problemática que este mineral supone en nuestro mundo hoy en día. La recomiendo.
Pero, a lo que iba. Si retomo el hilo de mi planteamiento inicial basado en el tráfico de diamantes, he de concluir que con esos se ganaban unos 200.000$ mensuales mientras que con el coltan las ganancias ascienden a la friolera del millón de dólares (cinco veces más).
Bien pensado, son tantas las injusticias, tan variadas, abarcan tantos sectores... (petróleo, coltan, agua, joyas, unas simples zapatillas "made in China"...) que cualquier pequeño gesto cotidiano y normal de nuestra vida actual ha podido generar muertes, maltratos, vejaciones, robos... ¡Para volverse uno loco! ¿O no?